martes, 13 de agosto de 2024

Carta de Arelis Uribe para Diálogos en Movimiento

Para ti que estás leyendo,

Ésta es una carta de amor, porque siempre se escribe desde el corazón.

Me llamo Arelis Uribe, tengo 36 años, estudié en un colegio de Gran Avenida, en Santiago, un barrio con poquitos árboles y muchas casitas. Ahí empecé a escribir. De eso se trata “Quiltras”, mi libro de cuentos, de jóvenes que habitan barrios que la gente pituca consideraría feos; chiquillas de piel morena y dientes torcidos, que quieren tener un futuro luminoso pero no saben cómo lograrlo, que van al colegio y se aburren porque los adultos son fomes, que prefieren bailar su música o fumar a escondidas.

Comencé a escribir de ociosa, porque la escritura es el viaje más económico. Una puede inventar lo que quiera en su mente y luego ponerlo por escrito para leerlo más tarde e incluso para que otras personas también lo lean. Es como ver una película creada solo con letras. Siempre me gustó leer, por lo mismo: es la forma más sencilla de viajar. No sé si les dan curiosidad los libros, en serio son muy divertidos. Cuando te metes en uno es como estar en una fiesta escuchando a tus amigas contar una historia. “El Quijote”, por ejemplo, aunque está escrito con palabras muy antiguas, dice cosas demasiado chistosas. Se trata de un tipo que lee tantas novelas de caballeros que empieza a creerse uno y sale a pelear con una armadura ridícula (su casco es una especie de pelela). Es una novela absurda. Lo que quiero decir es que los libros son como las personas: a veces cuesta entrar a ellas, pero cuando una les encuentra la gracia pueden ser muy bacanes.

Solo esa idea aspiro a dejarte: no temas a los libros, dales una oportunidad. Hay escritoras chilenas que son mujeres y fueron estudiantes—igual que vos—y escribieron sobre cosas que estoy segura sientes ahora: Paulina Flores y Daniela Catrileo. También hay autores que en el pasado construyeron obras monumentales y bellas como castillos: Gabriel García Márquez, Svetlana Aléxievich, Annie Ernaux, su trabajo fue tan impresionante y novedoso que recibieron el Premio Nobel. Búscales en bibliotecas, síguelos en redes sociales, acompáñate de sus palabras. Vuélvete una quijota demente que sale a la calle a combatir molinos de viento con una bacinica en la cabeza.

¿Por qué no?

Con cariño,

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