1. Un niño baja a toda velocidad
por la avenida Francia de Valparaíso.
Ríe como si las ruedas de su silla
fueran en realidad andantes piernas.
2. El señor que el otro día lustró mis zapatos
en el paseo Ahumada, dijo que su madre
en vez de parirlo, lo había cagado.
Perdone la expresión, señorita.
Éramos tres hermanos, el del medio su favorito.
Todo se paga en esta vida, no puedes sembrar
porotos si cosechaste papas. Por eso se lo mataron.
Tengo siete hijos yo hubiera querido doce.
A mi señora la operaron. Todos son profesionales.
Bueno, tres de ellos. Con veinte zapatos
que lustre por jornada la hago. Pero si se fija,
señorita, el setenta por ciento de la gente
usa zapatillas. Antes aquí caminaban caballeros.
Ahora se fueron todos al barrio alto.
Me fui de la casa a las diez años. Vendí calugones
en la micro. El flaco Ramírez, que se pone
en esa esquina pero no vino hoy día,
me enseñó el oficio. Soy feliz, pero la vieja
culiá de mi madre debe estar ardiendo
en el infierno.

domingo, 18 de mayo de 2025
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