Cecilia Pavón en Columbia University
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Cecilia Pavón (Mendoza, 1973) es escritora, traductora, editora, artista
y parte de la colectividad Belleza y Felicidad. Formada en Letras en la
Universidad de Buenos Aires, ha vivido en la ciudad desde 1992. Sus
publicaciones incluyen los libros: A Hotel With My Name (Scrambler Books, 2015), Belleza y Felicidad (Sand Paper Press, 2015), Un hotel con mi nombre (Mansalva, 2012), Los sueños no tienen copyright (Blatt & Ríos, 2010), 27 poemas con nombres de persona (Triana, 2010), Once sur (Blatt & Ríos, 2013), Caramelos de anís (Belleza y Felicidad 2004) los blogs Cecilia Pavón y Once sur (oncesur.blogspot.com). Ha traducido Proximidad del amor de Tracey Emin (Mansalva, 2012), Verano del odio de Chris Kraus, con Claudio Iglesias, (Eterna Cadencia, 2014), entre
muchos más.
Creo que la intuición es muy importante en la traducción, que todo lo
que rodea el acto de traducir influye en el trabajo final. Como decía
antes, las afinidades electivas, el por qué uno decide o no traducir
algo, ya está marcando cómo quedará la traducción. No es lo mismo
traducir un poeta porque uno se enamoró de su obra que traducirlo por
encargo, creo que lo afectivo también juega un rol principal en la
traducción.
Pienso que las tecnologías están relacionadas con la visión del mundo de
una época, eso no se puede negar. Vivimos en la era de las redes
sociales, quizá toda la literatura de Belleza y Felicidad era, un poco
intuitivamente, una forma de adaptar el lenguaje a esas formas de la
tecnología que estaban en ciernes. (En 1999, en Argentina todavía no
había cámaras de fotos digitales por ejemplo, ni banda ancha). Pero
también pienso que la poesía es algo antiguo que va adaptándose a
cualquier formato a lo largo de los siglos o milenios, en ese sentido
podría decirse que el formato en que se publica un poema es azaroso
porque lo que transmite la poesía es mucho más antiguo, casi atávico o
biológico. Pienso a la poesía como una necesidad biológica antes que
cultural.
Cecilia Pavón: "Escribo en primera persona para reírme de mí misma"
https://www.eternacadencia.com.ar/blog/contenidos-originales/entrevistas/item/cecilia-pavon-escribo-en-primera-persona-para-reirme-de-mi-misma.html
Siempre pienso que el yo o la primera persona son solo una excusa
para transmitir un estado afectivo, una percepción del mundo a partir
del afecto, un universo concebido y experimentado antes que nada desde
la emoción, quizás porque vengo de la poesía, para mí lo más importante
en la escritura es siempre la emoción. Y el humor, que es una de las
emociones centrales de la vida, no sé si lo logro pero al menos lo
intento que el yo sea siempre un chiste sobre el yo, digamos que escribo
en primera persona para reírme de mí misma, de las cosas que me pasan.
Yo diría que mi ideal es lograr que la vida real deje su gravedad de
vida real y se transforme en poema. No sé si lo logro, pero lo intento.
La ficción para mí tiene que ver con lo que está pasando aquí y
ahora, con reconfirmar que el mundo existe, que no es un sueño y que, al
mismo tiempo, también puede ser cualquier cosa distinta, como si todo
lo que pasa en la realidad tuviera la potencialidad de tener un final
abierto, algo así... Percibir el presente pero intuyendo el futuro que
hay en él.
Belleza y Felicidad fue como escribir un poema pero en tres
dimensiones y fuera de la página, en ese sentido fue un lugar muy
literario. Como mucha gente dijo, la mezcla de poesía y artes visuales
en un espacio era y sigue siendo algo bastante raro. En general, las
disciplinas se manejan más bien por carriles separados. Belleza y Felicidad fue una especie de sueño, capricho, o de alucinación, tres cosas que para mí tiene que tener la literatura sí o sí.
Cecilia Pavón: “Una editorial independiente es una forma de crítica literaria más potente que la de los diarios”
https://loqueleimos.com/2015/11/cecilia-pavon/
Yo fui al taller de Arturo Carrera cuando tenía veinte años y recién
empezaba a escribir y me sirvió mucho, no sé si en términos de
“formación” sino de experiencia de vida. A todos los que vienen a mi
taller en realidad les digo que no les puedo enseñar a escribir sino que
se trata solo de un espacio para experimentar y compartir, también es
una especie de terapia donde hablamos de nuestra vida sentimental, o de
política y de cómo todo se relaciona con la poesía. No sé, no tengo muy
claro el método que uso ni nada, creo en lo espontáneo y en la
improvisación y en transmitir autores, creo que después todo se da solo.
En los cuentos me siento como un personaje de una obra de teatro que
exagera en todo y a la vez trata de decir la verdad… porque la
literatura para mí siempre es en un punto exageración, un acto de
deformación de la realidad. En los cuentos trato de buscar un concepto y
desarrollar todo en torno a eso, no creo en contar algo o en el
verosímil o en la psicología del personaje, los cuentos que me gustan
son más bien los que tienen una idea, como los de Borges.
Ese cuento habla de la lucha entre distintos paradigmas del arte, el que
sostiene ese chico alemán, basado en la música clásica y otro, más
americano diría yo, basado en la experiencia cotidiana. Obviamente esa
afirmación es irónica, bueno, todo ese cuento es irónico, fui a un
festival de poesía en Alemania y la gente me pareció solemne y
grandilocuente, gente joven que se había olvidado de la subcultura y el
rock y hablaba de Schubert… y pensé: “Este continente está mal”.
Sí, siempre me gustó el rock y los primeros poemas que escuché eran
canciones de Charly García, Virus, Soda Stereo, cuando tenía diez u once
años. A los doce me acuerdo que escuchaba todo el día sin parar un
disco de Charly García, Piano Bar, estaba fascinada, creo que había más poesía ahí que en muchos poetas. Es una cosa generacional, me parece.
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