martes, 29 de septiembre de 2020

Fine with their poetry being disliked

Poets with that grounding did not necessarily want their poems to be ‘liked’ widely. In fact, some poets were perfectly fine with their poetry being disliked by certain people. 

 Cornelia Gräbner, about Spoken Word.

lunes, 21 de septiembre de 2020

CHAMPURRIA/CHAMPURRIADO por Jorge Rueda Castro (Universidad de Santiago de Chile)

Expresión popular de origen mapuche que connota la idea de mezcla, mixto, mezclado, heterogéneo.

La vida política de las repúblicas latinoamericanas marcó, desde sus inicios, la negación de la propia heterogeneidad multicultural que posee hasta hoy. Liberadas del dominio hispánico, las elites criollas se concentraron en la concreción de “las aspiraciones libertarias” siempre desde un ideario euro-occidental. Hicieron pública, en efecto, la apropiación de aspectos de la cultura ajena, oficializándola. En palabras de Leopoldo Zea, “el latinoamericano se ha servido de ideas que le eran relativamente ajenas para enfrentarse a su realidad. […], ha estado en la mente del latinoamericano la idea central de hacer de su América un mundo a la altura del llamado mundo occidental; de sus pueblos, naciones semejantes a las grandes naciones occidentales” (10). La nueva clase dirigente se hizo discurso oficial. Se desagregó de todo aquello que representaba el pasado; constituyéndose como el grupo más “puro” de intelectuales y políticos llamados a definir el programa de la nueva realidad histórica que fundaban. En cuanto naciones independientes, los estados ilustrados de la primera mitad del siglo XIX no se interesaron, en la práctica, en establecer un ámbito de vinculaciones verdaderamente interactivas al interior del pluralismo cultural que les ha sido propio. Se elaboró, por ende, una teoría de la sociedad al servicio irrestricto de aquella universalidad. La reorganización social, necesaria para la superación del orden colonial, terminó por conformar una estructura fuertemente estratificada. Por ende, la anulación del diálogo capaz de valorar la diferencia cultural como condición básica de democratización, fue motivo central en la implementación del modelo socio-económico de las nacientes repúblicas. La historia comunal e intercultural de las localías (pueblos indígenas, mestizos afrodescendientes y populares) fue y ha sido el lugar de la adversidad, de lo “impuro”. Han quedado como ámbitos del hibridismo cultural que se fugan de los centros de creencias, valores, saberes y representaciones puestos al servicio del proyecto histórico nacional. Los gobiernos del siglo XX, tampoco tuvieron, históricamente, interés por las identidades y territorios locales, como vías para valorar la diferencia. Al contrario. Las sensibilidades indígenas, africanas y populares, no han sido, en el transcurso de doscientos años, consideradas por el registro de las voces que apostaron por la “modernidad”.

Consecuencia de lo anterior, una de las expresiones con la cual se autodefinen los amplios sectores marginados en Chile, es la voz de origen mapuche champurria. Al interior de una sociedad asimétrica y jerarquizada, los champurrias o champurriados, representan el punto de contradicción entre el proyecto de la dirigencia elitista ―que no ha hecho sino preocuparse del desarrollo de la burguesía y el surgimiento de un capitalismo dependiente― y el mundo de la adversidad al interior de las mismas repúblicas. El antecedente histórico más remoto de la personificación del champurria se remonta a la del mestizo Alejo (Reyno de Chile, en el siglo XVII), cuyo nombre era Alejandro de Vivar. “Ñancu”, águila en mapuzungun, como le llamaban los indios, fue hijo de española y de un cacique mapuche. Nació en la Regua Mareguano (provincia india), junto a las quebradas de Lincoya o en la isla de la Laja, alrededor del año 1655 y 1660, durante el gobierno español de Porter Casanate. Alejandro de Vivar se educó con los españoles, pero pronto desertó del poder hispano al sentirse rechazado por su condición mestiza, por poseer sangre india. Se pasó a la causa mapuche, y colaboró con ella desde los conocimientos que el champurria Alejo poseía de las estrategias militares españolas. Sus cualidades de líder posibilitó la exitosa organización de sus “konas” o tropas de guerreros. Alejo el champurria, el mezclado, el impuro rechazado por los “wincas” o conquistadores, como se conocía entre la indiada, fue el único toqui no mapuche. Es decir, doblemente champurria, doblemente “otro”.

Así, el sentido simbólico del champurria lo ha llevado a ser un resistente de la oficialidad, al cargar la vida de energías que invierten los sistemas de creencias del paradigma oficial. Esto, con el fin de eludir los diversos obstáculos que se le cruzan. Su imagen y su decir, interrelacionados a veces con astucia, con ingenuidad en otras, o bien socarrona o desafiantemente, logran saltarse el ámbito de lo convencional e institucionalizado y penetrar en el territorio escindido. La figura champurriada ha sido capaz, además, de proponer una imagen de vida distinta de aquélla narrativizada por los modelos de nación y adoptada por los programas político-culturales dominantes. Se empeña, por ende, en registrar un conjunto de prácticas donde confluyen la fuerza de lo desbordante y aun de lo caótico o la reelaboración permanente de modelos y paradigmas; prácticas champurriadas que se desarrollan en contrapunto con el espacio histórico, cultural y político clausurante más preocupado por silenciar esta “otra-vida”, la sub-cultura, lo espurio. Como representación de una concepción irreverente de la vida, el “des-orden” de las relaciones paradigmáticas ha sido —y lo es— el motor de múltiples repertorios del champurria. Y en cuanto actos regenerativos, conforman una suerte de categoría primaria de organización, donde las relaciones sin jerarquía dibujan un estilo de vida que niega las “solemnes correcciones” instaladas en el tiempo/espacio de la cultura en la que emerge el dominio. “Preparó un champurriado de cebollas, huevos y ají”; “Es un champurriado de chicha y vino”; “Cantó un champurriado de bolero, samba y no sé qué más”; “Reza un champurriado de todo”; “Habla un champurriado incomprensible”. Es el quehacer del champurria, una praxis que se empeña en urdir un tejido heterogéneo de relaciones humanas y un estado híbrido y plural de composición cultural, pero de gratificaciones recíprocas. Una praxis en la que se recuperan y se reafirman tópicos del imaginario pluricultural de la tradición que somos como sociedad.


Fuentes: L. Castedo y F. Encina, Historia de Chile. Santiago de Chile: Editorial Zig Zag, 1974 – A. Díaz, Los Andes, entre el tributo y la nación: Las comunidades aymaras del norte chileno durante el siglo XIX. Santiago de Chile: Editorial Universidad Bolivariana, 2006 – G. Rodríguez, Poder central y proyecto regional: Cochabamba y Santa Cruz en los siglos XIX y XX. La Paz: ILDIS, IDAES, 1993 – J.L. Romero, El pensamiento conservador. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1978 – L. Zea, El pensamiento latinoamericano. Barcelona: Editorial Ariel, 1976 – F. Zúñiga, Mapudungun. El habla mapuche. Santiago de Chile: Centro de Estudios públicos, 2007.

http://www.cecies.org/articulo.asp?id=517

miércoles, 16 de septiembre de 2020

What I Will, by Suheir Hammad

I will not
dance to your war
drum. I will
not lend my soul nor
my bones to your war
drum. I will
not dance to your
beating. I know that beat.
It is lifeless. I know
intimately that skin
you are hitting. It
was alive once
hunted stolen
stretched. I will
not dance to your drummed
up war. I will not pop
spin break for you. I
will not hate for you or
even hate you. I will
not kill for you. Especially
I will not die
for you. I will not mourn
the dead with murder nor
suicide. I will not side
with you nor dance to bombs
because everyone else is
dancing. Everyone can be
wrong. Life is a right not
collateral or casual. I
will not forget where
I come from. I
will craft my own drum. Gather my beloved
near and our chanting
will be dancing. Our
humming will be drumming. I
will not be played. I
will not lend my name
nor my rhythm to your
beat. I will dance
and resist and dance and
persist and dance. This heartbeat is louder than
death. Your war drum ain’t
louder than this breath.

Poem about my rights, June Jordan


Even tonight and I need to take a walk and clear
my head about this poem about why I can’t
go out without changing my clothes my shoes
my body posture my gender identity my age
my status as a woman alone in the evening/
alone on the streets/alone not being the point/
the point being that I can’t do what I want
to do with my own body because I am the wrong
sex the wrong age the wrong skin and
suppose it was not here in the city but down on the beach/
or far into the woods and I wanted to go
there by myself thinking about God/or thinking
about children or thinking about the world/all of it
disclosed by the stars and the silence:
I could not go and I could not think and I could not
stay there
alone
as I need to be
alone because I can’t do what I want to do with my own
body and
who in the hell set things up
like this
and in France they say if the guy penetrates
but does not ejaculate then he did not rape me
and if after stabbing him if after screams if
after begging the bastard and if even after smashing
a hammer to his head if even after that if he
and his buddies fuck me after that
then I consented and there was
no rape because finally you understand finally
they fucked me over because I was wrong I was
wrong again to be me being me where I was/wrong
to be who I am
which is exactly like South Africa
penetrating into Namibia penetrating into
Angola and does that mean I mean how do you know if
Pretoria ejaculates what will the evidence look like the
proof of the monster jackboot ejaculation on Blackland
and if
after Namibia and if after Angola and if after Zimbabwe
and if after all of my kinsmen and women resist even to
self-immolation of the villages and if after that
we lose nevertheless what will the big boys say will they
claim my consent:
Do You Follow Me: We are the wrong people of
the wrong skin on the wrong continent and what
in the hell is everybody being reasonable about
and according to the Times this week
back in 1966 the C.I.A. decided that they had this problem
and the problem was a man named Nkrumah so they
killed him and before that it was Patrice Lumumba
and before that it was my father on the campus
of my Ivy League school and my father afraid
to walk into the cafeteria because he said he
was wrong the wrong age the wrong skin the wrong
gender identity and he was paying my tuition and
before that
it was my father saying I was wrong saying that
I should have been a boy because he wanted one/a
boy and that I should have been lighter skinned and
that I should have had straighter hair and that
I should not be so boy crazy but instead I should
just be one/a boy and before that         
it was my mother pleading plastic surgery for
my nose and braces for my teeth and telling me
to let the books loose to let them loose in other
words
I am very familiar with the problems of the C.I.A.
and the problems of South Africa and the problems
of Exxon Corporation and the problems of white
America in general and the problems of the teachers
and the preachers and the F.B.I. and the social
workers and my particular Mom and Dad/I am very
familiar with the problems because the problems
turn out to be
me
I am the history of rape
I am the history of the rejection of who I am
I am the history of the terrorized incarceration of
myself
I am the history of battery assault and limitless
armies against whatever I want to do with my mind
and my body and my soul and
whether it’s about walking out at night
or whether it’s about the love that I feel or
whether it’s about the sanctity of my vagina or
the sanctity of my national boundaries
or the sanctity of my leaders or the sanctity
of each and every desire
that I know from my personal and idiosyncratic
and indisputably single and singular heart
I have been raped
be-
cause I have been wrong the wrong sex the wrong age
the wrong skin the wrong nose the wrong hair the
wrong need the wrong dream the wrong geographic
the wrong sartorial I
I have been the meaning of rape
I have been the problem everyone seeks to
eliminate by forced
penetration with or without the evidence of slime and/
but let this be unmistakable this poem
is not consent I do not consent
to my mother to my father to the teachers to
the F.B.I. to South Africa to Bedford-Stuy
to Park Avenue to American Airlines to the hardon
idlers on the corners to the sneaky creeps in
cars
I am not wrong: Wrong is not my name
My name is my own my own my own
and I can’t tell you who the hell set things up like this
but I can tell you that from now on my resistance
my simple and daily and nightly self-determination
may very well cost you your life

miércoles, 9 de septiembre de 2020

León de Greiff, Admonición a los impertinentes

Yo deseo estar solo. Non curo de compaña. Quiero catar silencio. Non me peta mormurio ninguno a la mi vera. Si la voz soterraña de la canción adviene, que advenga con sordina: si es la canción ruidosa, con mi mudez la injurio; si trae mucha música, que en el Hades se taña o en cualquiera región al negro Hades vecina... Ruido: ¡Callad! Pregón de aciago augurio! Yo deseo estar solo. Non curo de compaña. Quiero catar silencio, mi sóla golosina. Como yo soy el Solitario, como yo soy el Taciturno, dejadme solo. Como yo soy el Hosco, el Arbitrario, como soy el Lucífugo, el Nocturno, dejadme solo. Mi sandalia (o mi abarca o mi coturno) no los piséis, tumulto tumultuario, dejadme solo. Judeo, quechua, orangutánida, ario, —como soy de la estirpe de Saturno— dejadme solo. Decanto en mi rincón mínimo canto, silencioso; alquimista soy señero, juglar oculto, absconto fabulante. Dejadme solo. Buen catador (soto mísero manto) Buen tañedor (sin Amati o Guarniero) Alto cantor (aunque bajo cantante) Dejadme solo. Dejadme solo. Non quiero compaña. Dejadme esquivo. Non gusto coreo. Non paventad: non presumo de Orfeo desasnador de cerril alimaña. Dejadme solo soplando mi caña silvestre. Non pétame pueril ronroneo. Non son adamado. Non son sigisbeo. Son áspero, másculo. Son rudo, sin plaña. Sin queja. Más mudo que Beethoven sordo. Sin laude. Más zurdo que Cervantes manco. Sin pathos. Más seco que no Falstaff gordo. Solitario. Adusto. Voy único a bordo. Espíritu en negro. Corazón en blanco. Y esquivo dejadme. Soy notas-arranco de mi clavecino. Soy fábulas-bordo sobre el cañamazo de mi pentacordo. Soy facecias-urdo. Por dentro me estanco. Dejadme señero: jamás me desbordo. Como yo soy el Solitario, como yo soy el Taciturno, como yo soy el Hosco, el Arbitrario, como soy el Lucífugo, el Nocturno, dejadme solo. León de Greiff Yo deseo estar solo. Non curo de compaña. Quiero catar silencio. Non me peta mormurio ninguno a la mi vera. Si la voz soterraña de la canción adviene, que advenga con sordina: si es la canción ruidosa, con mi mudez la injurio; si trae mucha música, que en el Hades se taña o en cualquiera región al negro Hades vecina... Ruido: ¡Callad! Pregón de aciago augurio! Yo deseo estar solo. Non curo de compaña. Quiero catar silencio, mi sóla golosina. Como yo soy el Solitario, como yo soy el Taciturno, dejadme solo. Como yo soy el Hosco, el Arbitrario, como soy el Lucífugo, el Nocturno, dejadme solo. Mi sandalia (o mi abarca o mi coturno) no los piséis, tumulto tumultuario, dejadme solo. Judeo, quechua, orangutánida, ario, —como soy de la estirpe de Saturno— dejadme solo. Decanto en mi rincón mínimo canto, silencioso; alquimista soy señero, juglar oculto, absconto fabulante. Dejadme solo. Buen catador (soto mísero manto) Buen tañedor (sin Amati o Guarniero) Alto cantor (aunque bajo cantante) Dejadme solo. Dejadme solo. Non quiero compaña. Dejadme esquivo. Non gusto coreo. Non paventad: non presumo de Orfeo desasnador de cerril alimaña. Dejadme solo soplando mi caña silvestre. Non pétame pueril ronroneo. Non son adamado. Non son sigisbeo. Son áspero, másculo. Son rudo, sin plaña. Sin queja. Más mudo que Beethoven sordo. Sin laude. Más zurdo que Cervantes manco. Sin pathos. Más seco que no Falstaff gordo. Solitario. Adusto. Voy único a bordo. Espíritu en negro. Corazón en blanco. Y esquivo dejadme. Soy notas-arranco de mi clavecino. Soy fábulas-bordo sobre el cañamazo de mi pentacordo. Soy facecias-urdo. Por dentro me estanco. Dejadme señero: jamás me desbordo. Como yo soy el Solitario, como yo soy el Taciturno, como yo soy el Hosco, el Arbitrario, como soy el Lucífugo, el Nocturno, dejadme solo.

El gallinero, Diego Maquieira

Nos educaron para atrás padre
Bien preparados, sin imaginación
Y malos para la cama.
No nos quedó otra que sentar cabeza
Y ahora todas las cabezas ocupan un asiento, de cerdo.
Nos metieron mucho
Concilio de Trento
Mucho catecismo litúrgico
Y muchas manos a la obra, la misma
Qué en esos años
Repudiaba el orgasmo
Siendo que esta pasta
Era la única experiencia física
Que escapaba a la carne.
Y tanto le debíamos a los
Reyes Católicos
Que acabamos con la tradición
Y nos quedamos sin sueños
Nos quedamos pegados
Pero bien constituidos;
Matrimonios bien constituidos
Familias bien constituidas.
Y así, entonces, nos hicimos grandes:
Aristocracia sin monarquía
Burguesía sin aristocracia
Clase media sin burguesía
Pobres sin clase media
Y pueblo sin revolución