viernes, 21 de octubre de 2022

Decálogo de Arelis Uribe

1. Escribir es responder dos preguntas: qué decir y cómo decirlo.
2. Escribe como hablas (lo dijo Kiko Amat y Patricio Pron).
3. Para escribir una página antes hay que haber leído cien (Ryszard Kapuscinski).
4. Crear es robar: la originalidad son ideas viejas dispuestas novedosamente.
5. Las historias se tratan de personajes que cambian por efecto de otros personajes.
6. La estructura es el orden en que se monta tanto la historia mayor como la frase pequeña (Stephen King).
7. Relatar es el entretejido entre decir, mostrar y reflexionar.
8. Escribe, reposa, edita y repite.
9. Léete en voz alta, borra sin misericordia todo lo que sobra.
10. El cuento está conducido hacia su final: el inicio vuela al cierre como un dardo al centro de la diana.

viernes, 7 de octubre de 2022

"La Ciudad", poem by Gonzalo Millán (1947-2006) publicado en 1979

Amanece.
Se abre el poema.
Las aves abren las alas.
Las aves abren el pico.
Cantan los gallos.
Se abren los ojos.
Los oídos se abren.
La ciudad despierta.
La ciudad se levanta.
Se abren llaves.
El agua corre.
Se abren navajas tijeras.
Corren pestillos cortinas.
Se abren puerta cartas.
Se abren diarios
La herida se abre.

lunes, 3 de octubre de 2022

Luis Barrales en "La mala clase"

“En mi época los pronombres tenían uno menos y se empezaba a conjugar diciendo tú, él, nosotros, vosotros y ellos.
Leíamos a Marx porque sus ideas nos dejaban tiritando y había que leerlo dos veces porque antes de entenderlo con la cabeza se nos quedaba dando vueltas en el corazón y eso nos bombeaba vida y después de entenderlo con los sesos lo mandábamos a vivir al páncreas porque ahí vive todo lo dulce que hay en uno.
En mi época todos queríamos profesiones sociales y había muchos cesantes pero nadie perdía el tiempo y discutíamos con nuestros padres pero los abrazábamos todos los días y los queríamos aunque nos pegaran.
En mi época nos acordábamos de los cumpleaños de los amigos por las estaciones del año y no por el Messenger porque la memoria en esa época la ocupábamos para eso.”

Hago el amor con la poesía - Alejandra Pizarnik

Mis poemas los hago con mucha paciencia. Un poeta no tiene apuro, no debe. Un verso, una línea, la escribo palabra a palabra. Cada palabra la anoto en una tarjeta distinta, por ejemplo “La viajera marca su intensidad con desobediencia”. Tengo, pues, siete trajetas, bastantes grandes. Las ubico en mi cama y comienza el trabajo. Voy moviendo las tarjetas como peones de un damero de ajedrez. “La desobediencia de la viajera es su intensidad”. Con los pies voy tapando las palabras, puede aparecer: “Marca la intensidad, desobedece la viajera” o todavía “Viajera sin maletas; con intensidad guarda su desobediencia” y acaso lo prefiero, resulta: “La intensidad apura a la viajera, será desobediente” y así y así estoy horas y horas y es importante cada espacio, cada viaje de la viajera desobediente. Fumo mucho, desobedezco. Ahora las tarjetas se han ensuciado de tanto taparlas y descubrirlas. Cada vez. Mi cuerpo se revuelve, hago el amor con la poesía, músculo a músculo, tarjeta a tarjeta.


Fragmento de una carta de Alejandra Pizarnik a León Ostrov

Carta de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnik

“Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estás ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte. Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima. Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra.

Escribíme, coño, y perdoná el tono, pero con qué ganas te bajaría el slip (¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas que dicen te quiero a cada chicotazo.

"Voces", poem by Antonio Porcha

Dos cosas no iguales son la mayor desigualdad. Todas las cosas no iguales son la menor desigualdad.

Hieres y volverás a herir, porque hieres y te apartas. No acompañas la herida.

Cuando no me ves perdido quisieras verme perdido, para salvarme. Eres igual a tu dios. Necesitas salvar.

Estoy en el ayer, en el hoy. ¿Y en el mañana? En un mañana estuve.

Me ha sucedido una pequeña tontería. Y el mundo se ha hecho otro y el universo se ha hecho otro. Qué gran tontería, el mundo y el mismo universo.

Creías que destruir era lo mismo que unir. Y has destruido lo que separa. Y has destruido todo, porque no hay nada sin lo que separa.

A veces una palabra que parece demás no está demás, porque acompaña.

Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.

Cuando para acercarte a alguien te alejas de alguien, sólo te alejas de alguien.

El hombre es uno, el río es uno, el astro es uno.

Uno, uno, uno. Hay un infinito de uno. ¡Ya no hay ni un dos!

Si me reprocharas cuando me equivoco y cuando no me equivoco y no solamente cuando me equivoco, me lastimarían menos tus reproches.

Y si cuanto encuentras en cuanto buscas, siempre, en vano encuentras. En vano buscas.