martes, 31 de marzo de 2020

Sólo para decirte (William Carlos Williams)

Sólo para decirte
que me comí
las ciruelas
que estaban en
la heladera

y que
probablemente
guardabas
para el desayuno

Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
tan frías


Sensemayá, Nicolás Guillén (ritual para matar una culebra)

ELVIRA HERNÁNDEZ / LA BANDERA DE CHILE

A la Bandera de Chile la tiran por la ventana
la ponen para lágrimas en televisión
clavada en la parte más alta de un Empire Chilean
en el mástil centro del Estadio Nacional
pasa un orfeón pasa un escalón

dos tres cuatro

La Bandera de Chile sale a la cancha
en una cancha de fútbol se levanta la Bandera de Chile
la rodea un cordón policial como a un estadio olímpico

(todo es estrictamente deportivo)

La Bandera de Chile vuela por los aires
echada a su suerte.

CUANDO TODOS SE VAYAN, Jorge Teillier

Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.

lunes, 30 de marzo de 2020

El día que aprendí a rezar, Tatiana de la Tierra


Hoy viernes santo
se puede bañar
pero no estregar
se puede comer
pero no cocinar
se puede ver televisión
pero no bailar
se puede leer
pero no cantar
se puede salir
¡a la iglesia no mas!

hoy viernes santo
armo un rosario con los pecados
que no he cometido
y rezo las madres nuestras
que nunca  aprendí

madre nuestra, diosita en los cielos
bendito sea tu nombre
te ruego que calmes
a tu hija lesbiana pagana
placentera y casi puta

hoy viernes santo
lo que pasa, madre nuestra
es que no creo que la muerte
del hijo de no sé quién
hace no sé cuánto
debería afectarme en mi casa
en mi día libre con mi amante
sinceramente, madre nuestra
puedo aceptar lo de no barrer
y hasta lo de no cortar
pero por favor, ¡ten piedad!

hoy viernes santo
me quería entregar
en actividades intimas
pero mire madre nuestra
es que mi amante es cristiana
y toma este día muy al pelo
me deja a mi, su hija tan buena
conociendo penitencias que no merezco
 estrenando rosarios y oraciones que no se
entonces me toca inventarlos
en mi luto lesbiano
de hoy
viernes santo.

"Eat, Pray, Love", Elizabeth Gilbert

Of course, I’ve had a lot of time to formulate my opinions about divinity since that night on the bathroom floor when I spoke to God directly for the first time. In the middle of that dark November crisis, though, I was not interested in formulating my views on theology. I was interested only in saving my life. I had finally noticed that I seemed to have reached a state of hopeless and life-threatening despair, and it occurred to me that sometimes people in this state will approach God for help. I think I’d read that in a book somewhere. What I said to God through my gasping sobs was something like this: “Hello, God. How are you? I’m Liz. It’s nice to meet you.” That’s right—I was speaking to the creator of the universe as though we’d just been introduced at a cocktail party. But we work with what we know in this life, and these are the words I always use at the beginning of a relationship. In fact, it was all I could do to stop myself from saying, “I’ve always been a big fan of your work . . .” “I’m sorry to bother you so late at night,” I continued. “But I’m in serious trouble. And I’m sorry I haven’t ever spoken directly to you before, but I do hope I have always expressed ample gratitude for all the blessings that you’ve given me in my life.” This thought caused me to sob even harder. God waited me out. I pulled myself together enough to go on: “I am not an expert at praying, as you know. But can you please help me? I am in desperate need of help. I don’t know what to do. I need an answer. Please tell me what to do. Please tell me what to do. Please tell me what to do . . .” And so the prayer narrowed itself down to that simple entreaty—Please tell me what to do—repeated again and again. I don’t know how many times I begged. I only know that I begged like someone who was pleading for her life. And the crying went on forever. Until—quite abruptly—it stopped. Quite abruptly, I found that I was not crying anymore. I’d stopped crying, in fact, in midsob. My misery had been completely vacuumed out of me. I lifted my forehead off the floor and sat up in surprise, wondering if I would see now some Great Being who had taken my weeping away. But nobody was there. I was just alone. But not really alone, either. I was surrounded by something I can only describe as a little pocket of silence—a silence so rare that I didn’t want to exhale, for fear of scaring it off. I was seamlessly still. I don’t know when I’d ever felt such stillness. Then I heard a voice. Please don’t be alarmed—it was not an Old Testament Hollywood Charlton Heston voice, nor was it a voice telling me I must build a baseball field in my backyard. It was merely my own voice, speaking from within my own self. But this was my voice as I had never heard it before. This was my voice, but perfectly wise, calm and compassionate. This was what my voice would sound like if I’d only ever experienced love and certainty in my life. How can I describe the warmth of affection in that voice, as it gave me the answer that would forever seal my faith in the divine? The voice said: Go back to bed, Liz. I exhaled. It was so immediately clear that this was the only thing to do.

I Remember Nothing, Nora Ephron

I have been forgetting things for years—at least since I was in my thirties. I know this because I wrote something about it at the time. I have proof. Of course, I can't remember exactly where I wrote about it, or when, but I could probably hunt it up if I had to.

In my early days of forgetting things, words would slip away, and names. I did what you normally do when this happens: I scrolled through a mental dictionary, trying to figure out what letter the word began with, and how many syllables were involved. Eventually the lost thing would float back into my head, recaptured. I never took such lapses as harbingers of doom, or old age, or actual senescence. I always knew that whatever I'd forgotten was eventually going to come back to me sooner or later. Once I went to a store to buy a book about Alzheimer's disease and forgot the name of it. I thought it was funny. And it was, at the time.

viernes, 20 de marzo de 2020

Dispositivos creativos

1. Escribir una lista de diez temas de los que quieren escribir
2. Los qué y los cómo
3. Un cuento en cien palabras
4. Una carta que quieren enviar hace tiempo
5. Una lista de "Me acuerdos"
6. Un decálogo como el de Hebe Uhart
7. Un cadáver exquisito
8. Un poemario basado en frases enviadas a su whatsapp íntimo
9. Revisar el diario, recortar frases y luego reordenarlas
10. Revisar el diario y achurar cartas o el horóscopo

Filosofía y poesía, María Zambrano

De no tener vuelo el poeta, no habría poesía, no habría palabra. Toda palabra requiere un alejamiento de la realidad a la que se refiere; toda palabra es también, una liberación de quien la dice. Quien habla aunque sea de las apariencias, no es del todo esclavo. 

En la música es donde más suavemente resplandece la unidad. Cada pieza de música es una unidad y sin embargo sólo está compuesta de fugaces instantes.

Con lo pasajero se ha construido algo eterno. 

Quiere la realidad, pero la realidad poética no es sólo la que hay, la que es; sino la que no es; abarca el ser y el no ser en admirable justicia caritativa, pues todo, todo tiene derecho a ser hasta lo que no ha podido ser jamás. 

La poesía nació para ser la sal de la tierra y grandes regiones de la tierra no la reciben todavía.

Aprendí que un hombre es un país, Legna Rodríguez Iglesias

Aprendí que un hombre es un país. Aprendí que un país es un sistema. Aprendí que un sistema es un monstruo. Aprendí que un monstruo es un Dios. Aprendí que Dios no existe. Aprendí que Dios existe. Aprendí que yo no existo. Aprendí que yo sí existo. Aprendí que un hombre no puede irse, porque esta es su casa, esta es su madre, y este es su padre.

Clase, Guillermo Calderón

Todos tenemos historias tristes que hacen que la gente nos ame.
¿Te cuento la mía?
Mi papá era normal, mi mamá era normal, mis hermanos eran normales.
Crecí en una casa.
Comí arroz con huevo.
Tomé jugo en polvo rojo cancerígeno.
Hubo juguetes que nunca tuve.
Pedí un piano, no me lo compraron.
Pedí una hermana, la tuvieron.
Pedí conocer la nieve, me llevaron al cajón del Maipo.
Aquí viene la parte triste.
En mi casa no había libros.
Solo cariño.
Mis padres tenían un corazón grande y la mirada simple.
No tenían libros.
A veces llovía y llegaba el otoño, pero todo lo que sentíamos se quedaba ahogado aquí porque sabíamos pocas palabras.
Partí tarde.
Todos esos ministros crecieron mirando dinosaurios.
Los criaron para ser dueños.
Los llevaron a llorar a conciertos.
A museos de arte llenos de cuadros colgados.
Al mar.
A visitar a los abuelos, que tenían más libros.
Les hablaban en francés o en inglés.
Les silbaban canciones de películas.
Les enseñaban a callarse.
Yo podría haber volado.
Si hubiera crecido como esa corte yo habría llegado.
Pero ahora estoy tan lejos.
Yo tenía mucho potencial.
Cuando dibujaba a mi familia le ponía uñas.
Pero partí tarde.
Cuando yo iba en los números ellos iban en las letras.
Cuando yo decía no ellos decían yes.
Cuando yo tenía ideales ellos tenían cumpleaños.
Y cuando yo tuve problemas ellos estaban enamorados.
No sé si sabes, pero los que nos educamos solos y atrasados tenemos que pasar por etapas para convertirnos en hombres.
Tenemos que pasar etapas con problemas.
Tenemos que pasar por una etapa en la que no podemos estudiar porque queremos jugar en la calle con los amigos.
Y otra etapa en la que no podemos estudiar porque nos enamoramos de una niña que vive lejos.
O no podemos estudiar porque pasamos una etapa perdidos o embriagados.
Pero felices.
Mirando las estrellas.
Una etapa en la que no queremos que el sistema nos trague.
Una etapa de vagar por el sur con amigos que no valen la pena.
Una etapa de no ir a clases y caminar.
Una etapa de leer libros argentinos.
Y esas etapas son las que tenemos que superar para descubrir quienes somos.
Y no lo descubrimos nunca.
Pero descubrimos que nuestra juventud no ha sido fascinante.
Y mientras tanto los hijos de los ricos estaban estudiando.
Mientras nosotros nos acostábamos con nuestras compañeras de curso ellos estaban aprendiendo a ser dueños del mundo.
A ser maravillosos.
A tener una vida fascinante.
Mientras nosotros perdíamos el tiempo en vivir ellos aprendían la ciencia y la industria.
Y los trasplantes de corazón.
Y a nosotros, los verdaderos, nos dejaron las humanidades y las letras, que creo que a veces nos hacen un poco felices.
Por eso llegué tarde.
¿Y sabes lo que pienso?
Pienso que yo lo habría hecho mejor.
Yo podría haber solucionado problemas graves.
Yo podría haber plantado bosques.
Yo podría haber construido pirámides.
Yo podría haber logrado que todos fuéramos iguales.
Pero eso nunca se va a saber, porque siempre voy a ser un profesor indignado, siempre sabiendo que no pude desarrollar mi potencial.
Porque yo tenía mucho potencial.
Pero en mi casa no había libros.

Poesía de Zurita y de Anna Akhmatova

1. Apuntes sobre belleza y dolor:


El dolor es el megáfono de la existencia
Dios se escucha más fuerte en una hambruna en África que en un restaurante de Nueva York.
El dolor es altoparlante para hacernos más humanos.
Todas las cosas se aman. Es por eso que la hoja de un árbol está cerca de la otra y los pastos se mecen al unísono bajo el viento.



2. TO DEATH


You will come anyway - so why not now?
I wait for you; things have become too hard.
I have turned out the lights and opened the door
For you, so simple and so wonderful.
Assume whatever shape you wish. Burst in
Like a shell of noxious gas. Creep up on me
Like a practised bandit with a heavy weapon.
Poison me, if you want, with a typhoid exhalation,
Ortyphoid exhalation , with a simple tale prepared by you
(And known by all to the point of nausea), take me
Before the commander of the blue caps and let me
glimpse
The house administrator's terrified white face.
I don't care anymore. The river Yenisey
Swirls on. The Pole star blazes.
The blue sparks of those much-loved eyes
Close over and cover the final horror.

[19 August 1939. Fontannyi Dom]

No plan at all


One encounters the other




Daniel Fischlin.

Daddy, by Sylvia Plath


Clarice Lispector


Newspaper Singing

Choose one article from a newspaper of the performance day. The article should be not serious or important. Read the article using many vocal expressions; singing, shouting, whispering and other extended vocal technics.

ADACHI Tomomi, 1992

ALBERGO DEL SOLE I, Jorge Eduardo Eielson

Dime
¿tú no temes a la muerte
cuando te lavas los dientes
cuando sonríes
es posible que no llores
cuando respiras
no te duele el corazón
cuando amanece?

¿en dónde está tu cuerpo
cuando comes
hacia dónde vuela todo
cuando duermes
dejando en una silla
tan sólo una camisa
un pantalón encendido
y un callejón de ceniza
de la cocina a la nada?

Eielson, Jorge Eduardo