domingo, 24 de marzo de 2024

What is a Rhyming Couplet and what is a sonnet?

A couplet is a unit of poetry containing two lines of verse that form a singular thought or idea. Couplets can be rhymed or un-rhymed. Couplets can also be rendered in various metrical schemes or free verse, but must form a single idea or statement within those two existing lines. The name is taken from the Italian sonetto, which means “a little sound or song.”

Couplet also is a pair of successive lines that rhyme and have the same metre. A couplet may be formal (closed) or run-on (open). In a formal (closed) couplet, each of the two lines is end-stopped, implying that there is a grammatical pause at the end of a line of verse.

The rhyme scheme in any poem is denoted by letters of the alphabet. Lines that end with a rhyme are labeled with the same letter. In an ABAB rhyme scheme, the first and third line end with rhyming words (A) and the second and fourth lines end with different rhyming words (B).

A sonnet is a poem of 14 lines that reflects upon a single issue or idea. It usually takes a turn, called a “volta,” about 8 lines in, and then resolves the issue by the end. Typically it is written in iambic pentameter (a 10-syllable pattern of stressed and unstressed syllables). Each line of verse is made up of five two-syllable iambs for a total of ten syllable.

An iamb is unit of rhythm consisting of one unstressed syllable followed bu one stressed syllable: ("ba-BUM"). Example: "finesse" or "the dog". Similar to "agudas" words in Spanish. Put five of those iambs in a single line (because "penta" means five) and voila!

ba-BUM ba-BUM ba-BUM ba-BUM ba-BUM

It's kinda like a heartbeat. Example:

my CAT is EAting CAsserROL and CAKE

This is the natural rhythm of English speak. It is naturally suited to the English language. (This shit is blowing my mind). Meter is all about sound, not spelling.

Shakespeare's most poetic lines don't just talk about matters of the heart. They follow its rhythm.

sábado, 23 de marzo de 2024

Hospital de Talagante, poem by Arelis Uribe

Escribo en sala de espera
de mis días hospitalizada
la ventana daba a un verde
blanca la camilla y las murallas

Vino a casa ese tío que odio
pero él dice que me ama
me da tanto miedo verlo
que me escondo bajo la cama

Duermo en lo oscuro por horas
el pecho en baldosa helada
despierto y respirar duele
en las costillas siento lanzas

Mi madre me lleva a urgencias
tengo los pulmones con agua
“neumonía” dice el doctor
esa noche no vuelvo a casa

Soy niña de seis años
mi pieza es la última del ala
en la escuela por mí rezan
llevo sola una semana

Ay ay ay ay

Mi padre trae sus comics
dice “se leen, no se rayan”
imita monos de la tele
nos reímos y me abraza

En secreto me da papitas
me prohíben comida salada
me alimentan peras hervidas
arroz y fideos, saben a nada

Una tarde sonriendo
por afuera veo a mi hermana
no entra por los contagios
nos queremos por la ventana

Otro día en mi velador
encuentro cuentos de hadas
los leo porque leer
siempre a mí me acompaña

Ay ay ay ay

Una noche mi madre llora
sentada al lado de mi cama
le pido que se quede y dice “no”
la lloro mama

Por el pasillo la enfermera
se acerca y me calma
me dice al oído
“tranquilita, ya estarás sana”.

Ay ay ay ay

lunes, 18 de marzo de 2024

Gabriela Mistral tuvo una hermana / Gabriela Mistral had a sister (oneiric poem by Arelis Uribe)

Querida hermana:
son las siete de la mañana,
la mamá te peina las trenzas
mientras hierve la tetera
y yo miro el pancito
que arropa el queso
en el tostador.
Gabriela Mistral tuvo una hermana:
Emelina Molina Alcayaga,
fue maestra de Gabriela
y madre de una niña muerta,
todas crecieron en el campo como nosotras.
La mamá nos lleva a un parque,
donde jugamos entre matorrales.
Mientras llegan a buscarnos,
sentadas bajo un árbol,
tú recitas este poem:
Querida hermana,
son las siete de la mañana
y la mamá me peina las trenzas.
Comprendo que estoy soñando,
despierto a escribir tu poem
en la tapa de un libro viejo
a las tres de la madrugada.
Apoyo la cabeza en tu hombro,
lloro en el sueño y digo:
Gabriela Mistral tuvo una hermana.
Sí, respondes, y yo soy la poeta.
Sonríes y yo lloro despierta
al recordar tus versos de infancia.


Dear sister,
it's seven in the morning
and mom is braiding your hair
while the kettle boils and I
intently watch the bread
that blankets a slice of cheese
in the kitchen toaster.
Gabriela Mistral had a sister:
Emelina Molina Alcayaga,
she was Gabriela's teacher
and the mother of a deceased girl,
they grew up in Queens like us.
Mom drives us to a park.
We play hide and seek around the plants.
While we wait to be picked up,
we sit under the shade of a tree
and you recite this poem:
Dear sister,
it's seven in the morning
and mom is braiding my hair.
Then I realize that I am dreaming.
I wake up to write down your poem
on the cover of an old book
at three in the morning.
I rest my head on your shoulder,
crying in my dream and I say:
Gabriela Mistral had a sister.
Yes, you respond, and I am the poet.
You smile, and I awaken crying
thinking of your verses from childhood.

Newén

Significa poder, vida, garra. Nos recuerda que todo tiene fuerza vital: las piedras, los volcanes, nuestros corazones. Le envío newén a mis amigos cuando están tristes, confío en mi newén para avanzar cada día.  es palíndromo: newén.

sábado, 9 de marzo de 2024

Bailarina, excerpt from "I Thought My Father Was God", by Paul Auster

 Todos dicen que les saco de quicio, especialmente mi mujer. Nunca le digo lo preciosa o lo bonita que es, a pesar de que lo pienso. Lo que le digo es que está bien. Ella me contesta que su madre también está bien. Yo le digo que estar bien es algo bueno, muy bueno. Para mí decirle a alguien que está bien es decirle algo bueno. ¿Qué sucede si un día ella está preciosa y al día siguiente está aún más bonita? Si no me reservase algo, ya no me quedaría nada por decir. Uno siempre tiene que reservarse algo.

Continuamente veo a gente que se queda sin reservas. Para empezar, ésa es la razón por la que decidí convertirme en médico especialista en dolor. Lo maravilloso del dolor es que no se anda con tonterías. No se necesita malgastar mucho tiempo hablando de él. Cuando los pacientes llegan a mí, ya han pasado por todo tipo de médicos que han tirado la toalla. Son como huesos en los que ya no queda carne que roer. Yo admiro el dolor. Habría que hacerle un homenaje. No hay miedo más primario que el miedo al dolor constante, interminable.

L. vino a mi consulta porque le dolía la pierna izquierda. No paraba de sonreír. Pensé: Esta mujer es tonta. Cuando la examino, veo que la pierna no sólo le duele, sino que está tan rígida que apenas puede andar. Tanto ella como su marido sonríen todo el rato como bobos. Sospecho que la causa puede ser un tumor en la médula espinal y no me equivoco. Le pido al neurocirujano que haga una biopsia de la médula. Después de la biopsia, la médula está casi sin reservas, así que la paciente aprende a ponerse ella misma el catéter, empieza un tratamiento para los intestinos y ahora casi no puede usar la otra pierna. La biopsia no arroja resultados definitivos. No me lo puedo creer. Paso un montón de tiempo llamando a un renombrado patólogo y le pregunto si no podría echarle otro vistazo al caso. Llamo al neurocirujano, que dice: «Creo que extraje un buen trozo».

«Bueno, a veces estas cosas pasan…», dice ella sonriendo.

Monto un tribunal médico al completo. La presento a mis colegas, extraigo su fluido espinal, le hago un examen de columna, de pulmones, de cerebro y de sangre. Excepto el inexplicable tumor en la médula y que se hace pipí y caca en la cama, está perfectamente sana. Durante los meses siguientes el tumor se mantiene estable, así que le receto algunos medicamentos. Algunas pastillas para disminuirle los espasmos en las piernas y en la vejiga y algunos esteroides para sentirme mejor yo.

Su marido sonríe encantado y me dice que está muy feliz de tenerme como médico. Me dan ganas de echarle la llave a la puerta y dejarlos a los dos encerrados para siempre para que no puedan andar por las calles. Aquello era lo único que me faltaba: él sonriendo radiante y ella flaca como un esqueleto, en su silla de ruedas y con aquel tumor, contándole a cualquiera que estuviese a tiro de piedra: «¿Ve? Mire qué doctor tan maravilloso tenemos. ¡Estamos muy contentos con él!».

No queda mucho más por hacer. Nada ha cambiado en meses. Supongo que la paciente llevará una vida durísima, pero, al menos, sigue siendo su vida. Vienen a verme de vez en cuando. Cuando se les ha terminado algún medicamento o para solicitar más sesiones de fisioterapia. Viven a más de ciento cincuenta kilómetros de distancia y a veces vienen para una consulta de quince minutos, de los cuales hablamos trece y el resto la examino a ella. Trato de darles cita para esas horas en las que sé que no voy a tener a nadie más en mi consulta. Sigo siendo su médico preferido.

Un viernes me llama su marido. Los síntomas que me describe son diferentes de los acostumbrados. Les digo que recorran los ciento cincuenta kilómetros y vengan a la clínica. El examen arroja que tiene un tumor en la parte posterior del cerebro de cinco centímetros de diámetro, en un sitio donde tres meses antes no había absolutamente nada más que cerebro. Tiene los minutos contados debido a la presión del tumor. El marido corre hacia mí y me aprieta la mano un par de miles de veces y dice: «Estoy tan contento de que esté usted aquí». A ella le bailan los ojos debido al tumor y le duele la cabeza, pero también está feliz de verme. Esa noche el neurocirujano le abre el cráneo. Ella empieza a sentirse mejor con bastante rapidez. Varios patólogos y oncólogos de la ciudad reconocen que no es un tumor común, aunque tampoco les resulta desconocido.

La paciente ha empezado su tratamiento y hoy viene a verme a la consulta. Los dos entran con una sonrisa radiante. Ella tiene las piernas delgadísimas, cubiertas de manchas rojas, descarnadas y sin un pelo. Las uñas de los pies son un espanto. Me dice: «¡Mire, mire!». Balancea los dos pies hacia atrás y hacia delante en su silla de ruedas para hacerme una demostración. Después dice: «Mire esto». Apoya las manos en los posabrazos de la silla y hace fuerza hasta casi levantarse. Debido a la lesión en la médula espinal, los dos pies le han quedado apuntando hacia abajo, ya que los tendones de Aquiles se le han acortado y le tiran hacia arriba de los tobillos. Tiene la cara hinchada y redonda, como una luna llena, debido a la cortisona. Apenas le queda una capa muy fina de pelo. Tiene las cejas muy arqueadas y frunce muchísimo la frente. Sonríe de oreja a oreja y sus ojos siguen bailándole de un lado a otro, pero ahora miran hacia abajo para mostrarme que está de pie, de puntillas. Parece una niña. Una bailarina. Su marido está orgulloso y también le mira los pies. Y entonces ella vuelve a sentarse y se queja: «Ay, si por lo menos no tuviera esta cara tan enorme…».

«No», le digo. «Está usted preciosa». Y es cierto.

NICOLAS WIEDER
Los Ángeles, California

miércoles, 6 de marzo de 2024

Ahora escribo décimas

A mi abuela costurera

En día de las obreras,
Ocho-Eme internacional,
en mi abuela excepcional
piensa mi cora sincera.
Dulce negra costurera,
manos ajadas de cloro,
su espalda en tal deterioro
por labrar como animal.
Rindo homenaje abismal
a su existencia de oro.


En la Crisis Librería

Esperamos en la puerta
Hasta que al fin es abierta.
Un retraso… ¡quién diría!
A seguir con alegría,
Mala sangre yo no me hago.
Empieza el taller de magos
Cuyos versos son hechizos
En el gran Valparaíso
La poesía es halago.
(29/02/24)

Con ingenieros mecánicos

De la P-U-C-V Quilpué
Nos saludamo' y después
Escribimos poems mesiánicos
Y armamos zines fantásticos
Porque queremos innovar.
Solo una idea voy a dar:
Reordenar lo que ya existe
Lo creativo así persiste
Solo se trata de jugar.

En mercado cardonal

¡Perdón! En mercado puerto
nos reunimos en concierto
por convide comunal.
De poesía original
no soy docta del asunto,
nomás traigo lo que apunto:
mis lecturas fascinantes,
de poetas, esas de antes,
pa' disfrutar en conjunto.

En esta noche de poetas
escribimos unas décimas
inspirás en las enésimas
Pedra, Gabriela y Violeta.
Poderosas y proletas,
sus versos son de un tierno
sabor matriarca y fraterno.
Quisiera escribir como ellas,
su obra es indeleble huella
y sus nombres, sempiternos.

Librería Catalonia
Nos ofrece una velada
De poesía rimada
Con singular parsimonia
Solo quiere esta demonia
Compartirles lo aprendido
Y menester requerido
Asimilar lo pendiente
En las semanas siguientes
Tal será mi cometido

A veces escribo décimas (Un verso me quedó corto, no me acusen a la Violeta).